¿Cómo funciona la oxigenación hiperbárica en la cirugía estética?

La oxigenación hiperbárica es una nueva terapia médica, cada vez más aplicada durante los periodos postoperatorios, en caso de presentarse algún problema, puesto que contribuye a agilizar la recuperación, mejora la estabilidad del paciente y reduce la posibilidad de riesgos y complicaciones que pueden suceder después de una cirugía.

La medicina hiperbárica se conoce desde el siglo XVII, y la terapia basada en oxigenación hiperbárica se emplea desde el primer tercio del siglo XX para facilitar la descompresión de los buzos tras las inmersiones debajo del mar.

Fue en 1960, en el primer Congreso de Oxigenoterapia Hiperbárica, cuando se le puso atención al uso de esta terapia en otro ámbito distinto al submarinismo, al que se había restringido exclusivamente. En el Congreso se expusieron los beneficios para curar o aliviar algunas enfermedades provocadas por distintos microorganismos anaeróbicos, como el Peptostreptococcus spp (bacteria que causa infección del tejido blando y abscesos en distintos órganos como el cerebro o el hígado), la Veillonella (que también causa abscesos e infecciones en los tejidos), el Propionibacterium spp (bacilo relacionado con la aparición del acné), el Eubacterium lentum (que ocasiona infecciones en el tracto gastrointestinal) entre otros.

Estas bacterias (cocos, bacilos) viven de manera normal en las mucosas de la boca, la nariz, el tracto gastrointestinal, el urinario o los genitales. Estos gérmenes afectan nuestro organismo cuando se produce algún trauma o herida, ya sea química o no. Algunas de estas infecciones pueden ser de gravedad o llegar a ocasionar la muerte del paciente.

En la actualidad, la terapia de oxigenación hiperbárica se aplica a otras enfermedades. De ahí que sean varios hospitales y clínicas dedicadas a la medicina hiperbárica en ciudades importantes de nuestro país como Bogotá, Medellín, Cali y Barranquilla.

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¿En qué consiste la oxigenación hiperbárica?

El tratamiento de oxigenación hiperbárica consiste en aumentar la presión de nuestro cuerpo con oxígeno mediante una cámara hiperbárica durante un tiempo que oscila entre 60 y 90 minutos. Para ello, se debe respirar oxígeno a una presión superior a la presión atmosférica, esto es superior a 2 atmósferas.

Ya hemos comentado para qué se usa en medicina, para reducir infecciones provocadas por gérmenes presentes en las mucosas de nuestro cuerpo que, debido a una cirugía o un trauma, infectan algunos tejidos; sin embargo, este tratamiento puede servir en el ámbito estético.

Los beneficios de la oxigenación hiperbárica son diversos, entre ellos se cuentan:

• Oxigena las células del cuerpo. Al aumentar la presión, la circulación de la sangre mejora y por tanto, su oxigenación.
• Ayuda a una correcta y pronta cicatrización debido a que incrementa la producción de colágeno.
• Ayuda a reducir la inflamación e hinchazón propias de cualquier cirugía, así como la aparición de hematomas que es otro efecto secundario de muchos procesos quirúrgicos.
• Reduce de manera significativa el riesgo de rechazo en los casos de trasplantes, injertos, colgajos. Esto es importante cuando el injerto, colgajo o la grasa que se transfiere no es del propio paciente.
• Favorece la pronta recuperación del paciente tras una operación, hasta el punto de que reduce el tiempo de dicha recuperación.
• Evita la hipoxemia y la hipoxia, estados asociados al descenso del oxígeno en la sangre. La hipoxia alude al bajo nivel de oxígeno en los tejidos y a los problemas que conlleva ese descenso de oxígeno en las células. A su vez, la hipoxemia es la disminución del oxígeno que transporta la sangre que circula por las arterias. Por tanto, al aumentar la presión del oxígeno, se reducen las posibilidades de que se produzca alguno de los síntomas  anteriores.
• Minimiza las posibilidades de padecer otras complicaciones asociadas a intervenciones médicas, así como los riesgos relacionados a ellas, sobre todo el riesgo de infección y el de hemorragia, así como el de necrosis de los tejidos.
• Previene la anemia. Al mejorar la circulación sanguínea y la oxigenación de los tejidos, se combate la disminución de glóbulos rojos en la sangre.

¿Para qué se usa la oxigenación hiperbárica en el ámbito de la cirugía estética?

En relación a los beneficios que el tratamiento de oxigenación hiperbárica presenta, algunos cirujanos y médicos lo recomiendan en determinados casos durante el postoperatorio y período de recuperación para reducir el tiempo, los riesgos y los efectos secundarios.

La cirugía estética, plástica o reparadora, como cualquier otra cirugía, busca solucionar problemas médicos, solo que en este caso la operación está relacionada con la apariencia que tenemos. Con el propósito de mejorar la recuperación tras la operación, impedir infecciones y favorecer la cicatrización de los tejidos intervenidos, la cirugía plástica hace uso de esta terapia. También se puede emplear, como ya se ha mencionado, en caso que se haya realizado en una cirugía colgajos o injertos impidiendo el rechazo de estos tejidos.

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En función de cómo se encuentre el paciente tras la operación de cirugía estética, el cirujano evaluará el historial clínico, para así recomendar el tratamiento hiperbárico que pueda solucionar o minimizar posibles problemas asociados a dicha cirugía. Si todo transcurre con normalidad durante la operación y el postoperatorio y, además, la salud del paciente es buena, no será necesario hacer uso del tratamiento.

La aplicación de la oxigenación hiperbárica en cirugía estética se centra en los siguientes aspectos:

• Lesiones realizadas en manos, pies, zona genital, pechos o cara, tales como quemaduras.
• Cortes mal cicatrizados o que no se cierran correctamente.
• Infecciones en operaciones como abdominoplastias, liposucciones o cirugías de la mama.
• Injertos o colgajos con riesgo de rechazo o que pueden presentar problemas.
• Edemas que se prolongan en el tiempo y complican el proceso de recuperación y los resultados.
• Necrosis de tejidos producidos por la mala aplicación de rellenos inyectables en intervenciones.
• Otros problemas derivados de afecciones previas del paciente o que entrañan riesgos circulatorios.

Deberá ser el cirujano el que determine la necesidad de llevar a cabo esta terapia. Así mismo, establecerá la duración y el número de sesiones según cada caso y cada paciente.

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