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Al momento de llevar a cabo una cirugía estética los pacientes llegan al quirófano con grandes expectativas, si los resultados no han sido tal cual como lo habían soñado se corre el riesgo de entrar en un estado emocional negativo. Este es un problema más común de lo que se piensa, pero como casi todo en esta vida, hay formas de tratarlo.
El paciente tiende a sentir una tristeza profunda, apatía y desánimo. Generalmente, en la mayoría de los casos, se trata de un síndrome que solo dura unos días, aunque puede alargarse unas semanas. Todo depende del grado de satisfacción y recuperación del paciente. Por supuesto, puede manifestarse en cualquier tipo de intervención quirúrgica, incluida la cirugía estética.
Parece un tema casi tabú, sobre todo en el mundo de la cirugía estética, donde se supone que todas las intervenciones y tratamientos buscan mejorar la apariencia y salud del paciente. Pero lo cierto es que la depresión postquirúrgica es también un aspecto que hay que tener en cuenta a la hora de enfrentarse a una intervención.
Una de las principales causas de esta depresión es el descontento con los resultados obtenidos. Algunas veces el paciente no consigue los resultados esperados y no está satisfecho con la intervención, lo que origina este episodio de tristeza. Sin embargo, en otras ocasiones, el tiempo que tarda el paciente en apreciar resultados es otra causa del problema.
Muchas operaciones estéticas no evidencian los resultados hasta que han pasado días o semanas, incluso meses.Esto puede agobiar y entristecer al paciente, que puede sentir depresión al ver que el posoperatorio es muy lento o que los resultados no son apreciables a corto plazo.
Otras de las causas son las molestias asociadas y una recuperación tortuosa. Los dolores, drenajes y molestias asociadas en un posoperatorio evitan que el paciente retorne rápidamente a su estilo de vida normal y, a pesar de que haya sido informado de la recuperación, puede sentir depresión al verse con los drenajes y vendajes, o cuando tiene que limitar sus movimientos a consecuencia de los dolores o por prescripción médica.
Las reacciones adversas de cualquier índole o efectos secundarios, pueden ser causa de depresión postoperatoria. La hinchazón que provoca, por ejemplo, una operación estética en la cara, puede conducir a momentos de agobio, ya que esos efectos no se pueden esconder, y ello podría despertar comentarios inapropiados, imprudentes u ofensivos ante el paciente.
Una cirugía estética puede producir (sobre todo en las mujeres) un vaivén hormonal, ésto, junto con la presión vivida durante los días previos a la intervención que pueden provocar después un descenso del nivel de cortisol (una hormona que se libera con el estrés), ocasiona una sensación de tristeza y apatía.
Del mismo modo, la situación personal del paciente puede igualmente influir en su estado de ánimo. Las mujeres con niños pequeños o los pacientes que pasan por esta experiencia solos o que no tienen el respaldo de sus familiares en su decisión, son más proclives a sufrir depresión tras la cirugía estética.
¿Qué tener en cuenta antes de una cirugía? Descúbrelo aquí.
Muchas veces es imposible no sentir tristeza o desesperación durante el postoperatorio, pero si se está bien seguro e informado, es posible que los síntomas sean menores y se puede sobrellevar este proceso con mucha más paz y mente positiva.
Someterse a una intervención conlleva muchos sacrificios y hay que estar preparados para enfrentarlos. ¿Estás totalmente decidida a operarte o tienes dudas? Ingresa en nuestra sección de pregúntale al médico para despejar tus temores. 👩⚕️👩🦰
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