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Cualquier intervención quirúrgica, sea estética o no, genera incomodidades y también una serie de cuidados postoperatorios para que la recuperación sea rápida y los resultados de la intervención sean los esperados.Sin embargo, existen zonas muy sensibles como el abdomen, los muslos y los glúteos y en ellas la recuperación es mucho más lenta.
Esto sucede porque se ven afectadas por los movimientos, lo que hace que las molestias sean más evidentes. Para acelerar la recuperación y mejorar los resultados de la intervención, la mayoría de especialistas recomiendan el uso de fajas postquirúrgicas o fajas postoperatorias. Éstas se encargan de darle sujeción a la zona, logrando que la herida esté más protegida y sane más rápido.
Las fajas postquirúrgicas son prendas elaboradas en tejidos elásticos como la lycra o el látex. Su cometido es ejercer una presión constante y uniforme sobre las zonas intervenidas. Las más conocidas son las fajas para el abdomen, pero existen otras especialmente diseñadas para lugares como las piernas, los glúteos, la cadera o los brazos.
Habitualmente los cirujanos indican el uso de fajas postquirúrgicas luego de cesáreas, partos naturales, liposucción, abdominoplastia, lipoescultura, lipectomía e incluso braquioplastia.
La faja postquirúrgica mantiene la piel sujeta y firme; por ello ayuda a desinflamar los tejidos y a reducir los dolores y molestias que aparecen después de una cirugía. Adicionalmente, estas prendas consiguen reducir la flacidez y corregir la postura de los pacientes.
Lo anterior hace que se tenga un mayor control sobre los movimientos y también que se moldee el cuerpo de una forma discreta, ya que una de sus características es que no se nota bajo la ropa.
Las fajas postquirúrgicas ayudan a sostener la zona intervenida, lo que minimiza el movimiento de los tejidos dañados. Con lo anterior el paciente reduce la sensación de molestia y dolor.
No existe un tiempo estándar para usar la faja postquirúrgica porque depende de la cirugía a la que se haya sometido el paciente y también a su proceso de recuperación. En todo caso, siempre es el especialista el que indica cuándo se puede dejar de usar la faja.
El promedio de uso de estas prendas está entre cuatro y seis semanas posteriores a la operación y, diariamente unas 22 horas. Este tiempo va disminuyendo en la medida en la que avanza la recuperación, hasta que ya no es necesario llevar la faja tantas horas al día.
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Existen dos factores fundamentales a tener en cuenta a la hora de comprar la faja postquirúrgica. El primero es el tipo de cirugía que se ha realizado o se va a realizar; y el segundo es la contextura física del paciente. Es importante también que la faja seleccionada cubra toda la zona que fue intervenida durante la operación.
Dependiendo del tipo de herida que quede después de la cirugía en la zona abdominal, se recomienda usar una faja con cremallera lateral o trasera. Esto con el fin de disminuir molestias en su postura.
Así mismo, es necesario que la faja tenga un forro de material hipoalergénico, como el algodón, para que proteja la piel de la irritación que pueden causar los materiales de las cremalleras o los broches. Con esto disminuye la aparición de alergias y otros tipos de condiciones asociadas al uso permanente de la faja.
Los especialistas sugieren comprar la faja postquirúrgica antes de la operación para que se pueda usar de forma inmediata. Debido a que su uso es permanente en las semanas posteriores a la intervención, es necesario tener dos fajas para disponer de una limpia siempre. De esta forma se evitan problemas de dermatitis o posibles infecciones.
Debido a que después de una cirugía se presenta hinchazón y esta remite con el paso de los días, es importante tener una faja que se pueda ajustar en la medida en que cambian las dimensiones del cuerpo a lo largo de la recuperación.
Aunque las fajas postquirúrgicas son prendas altamente resistentes, a la vez requieren un tratamiento delicado para evitar que se deformen y pierdan su función original. Por ello es necesario tener en cuenta algunas precauciones a la hora de lavarlas y secarlas. A continuación se presentan las más importantes:
Algunas fajas postquirúrgicas tienen cremalleras o broches en materiales metálicos, en este caso se deben secar con toalla o papel para que una vez éstos se sequen, se pueda extender la faja sin ningún problema. Si los cierres son plásticos, no hay que exponerlos al sol ni a altas temperaturas porque se pueden deformar.
Es muy importante escoger la faja postquirúrgica correcta, pero también lo es usarla en la forma indicada por el especialista y, tener los cuidados necesarios para que no se deforme y pierda sus propiedades. De esta forma se logra que el uso de la faja sea efectivo y ayude a una rápida y mejor recuperación.
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